Silvia le ha puesto de penitencia a Hugo por sus mentiras que ayude en la organización de un baile escolar. En los preparativos, Hugo tiene que sufrir a Peláez, un pelma de manual y un auténtico friki de las calderas de combustión estancas que le vuelve loco con su conversación. Además, Chema anda con mal de amores y amenaza con no ir al baile. Gloria, por su parte, se ha propuesto que su mecánico y amigo recupere al amor de su vida. Para ello no se le ocurre otra cosa que secuestrar al perro de la pareja, su único vínculo de conexión y al que ambos quieren como a un hijo, para que su búsqueda sea la excusa perfecta para que se reencuentren.